«En cada momento puedes reinventarte y elegir en quien te quieres convertir»

La última vez que estuve en Japón, después de un día intenso refrescando los sentidos por la metrópolis futurista de Tokio, me llamó la atención al anochecer el contraste de un antiguo templo budista junto a la colosal Tokio Tower iluminada con la precisión de esta fascinante cultura.

Cada vez que voy a Tokio me genera tal cantidad de sobre-estímulos que la excitación me dura semanas, y siempre al volver me pierdo pensando en ideas, creaciones, diseños, conceptos que no me deja otra opción que replantearme lo que hago cada día, o si debería intentar nuevas ideas, proyectos o emprendimientos.

Japón no deja de reinventarse, continuamente, conviviendo tradiciones milenarias con progresos en tecnología y ciencia que marcan nuestro día a día.

Esa capacidad de lucha y reinvención, unida a su disciplina y búsqueda de la excelencia es una referencia para todos los que ahora nos preguntamos qué hay que hacer para sobrevivir en este milenio voraz y cambiante que nos ha tocado vivir.

Por un lado tenemos la suerte de haber nacido en una de las etapas más estimulantes de la humanidad, pero también nos enfrentamos al reto de no volvernos locos con tantas oportunidades y exigencias que se nos presentan.

¿Qué camino debes seguir para mejorar como persona e impactar en la sociedad?

Nadie nos va a dar la respuesta adecuada sobre qué actitud tomar ante una encrucijada vital, ya sea el desempleo, la insatisfacción profesional, un tsunami emocional o el simple aburrimiento ante la vida. Estamos solos, mejor dicho, estás solo y lo sabes.

Tu futuro lo decides tú con el uso de tu libertad interior, de tu libertad creativa.

Como decía Sartre, el hombre está condenado a ser libre, condenado porque no elije vivir y porque desde que nace es responsable de todo lo que hace.

No hay naturaleza humana que determine a los individuos. Sólo son tus actos los que determinan quien eres. No hay excusas, si puedes soñarlo puedes hacerlo. Solo tienes que creértelo.

Reinventarse es la oportunidad que te ofrece el destino de crecer hasta el infinito.

Si te lo propones, puedes ser el escultor de su propio cerebro, generar tus oportunidades y depender de ti mismo. Pero antes debes de aprender a creer en ti, a potenciar tu talento y a venderte con credibilidad.

Tres pasos clave para ponerte en marcha:

  1. Toma conciencia de tu potencial.
  2. Descubre tu pasión.
  3. Conecta tu pasión con tu talento.

Todo ello requiere visión a largo plazo, una fuerte convicción de ideas, paciencia, serenidad, sentido común, humildad y mucha sensibilidad a lo diferente, lo disruptivo y lo innovador.

Te cuento esto porque lo importante es que aprendas a salir de tu zona de confort, en la que probablemente has estado hasta ahora, la que controlas, y debes hacerlo sin miedo a la incertidumbre, con entusiasmo e ilusión. Porque es normal querer preservar aquello que tienes y también tener miedo a perder lo conseguido.

Aprenderás a ser más creativo y más despierto. Y cuando te sientas cómodo en este nuevo escenario, estarás preparado para comerte el mundo, ya sea en Berlín, Sao Paulo, Sydney, Ciudad de México, Dublín, New York o Madrid.

Reinvención, confianza y empatía.

Reinventarte en tu vida es una necesidad física y mental. Sin reinvención hay agotamiento, frustración y apatía.

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”- C. Darwin

Esa reinvención en base a tu talento es necesaria para tomar conciencia de tus propios motivos, habilidades y recursos. Y los vas a necesitar para diseñar de forma autónoma el camino que quieres seguir para lograr lo que deseas, es decir, tu plan de acción.

Piensa en grande, eleva tus capacidades y metas, y trabaja mucho tu autoconocimiento, pregúntate qué has hecho hasta ahora, y qué quieres hacer a partir de ahora. Enfrenta y combate cualquier confusión y frustración actual, confía en el instinto, y no dejes que tu pasado domine tu futuro.

Doy por descontado que eres muy válido en lo que te motiva, en lo que has estudiado o practicado, pero déjame que te diga que lo que marcará la diferencia en tu proyecto de vida, planes de cambio o idea emprendedora, serán tus habilidades sociales e interpersonales, tu capacidad de conectar y empatizar con los demás y tu actitud asertiva ante lo que nos rodea.

«Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender.»

La empatía es el sistema que nos conecta, y las emociones el fluido que corre por nuestro interior. De esta forma, cuando estás buscando una idea, un empleo, emprendiendo algo, estas vendiendo tus mejores habilidades personales, y la mayoría de las veces estas no tienen que ver tanto con tus aptitudes técnicas o de formación sino más bien con tus aptitudes emocionales, de autocontrol, creatividad, negociación y comunicación empática y asertiva.

Tu objetivo ha de ser liberar y optimizar tu autentico potencial para sacar lo mejor de ti mismo, y no importa si tienes que aprender de tus fracasos, pues ese es el camino necesario para crecer y posteriormente identificar y valorar tus éxitos. No olvides nunca que los ganadores buscan soluciones mientras los perdedores buscan escusas.

Si tu objetivo es reinventarte o cambiar de carrera y hacer de tu talento tu forma de vida, necesitarás de una buena dosis de proactividad, energía y constancia, pues no se trata de una tarea sino de una estrategia, es tomar decisiones y realizar acciones que afectan a tu futuro.

“Vivir es reinventarse cada día sin miedo a fracasar en ello”

Tú decides

Para enfocarte en lograr el objetivo hasta conseguirlo, tendrás que renunciar a todo lo que no esté alineado con ese objetivo. Toda la gente que consigue resultados son personas que tienen claras sus metas y concentran toda su energía en la conseguirlas. El resto debes dejarlo a un lado teniendo el coraje de decir que no a algunas cosas. Puede resultar duro decirlo, pero a veces hay que renunciar a vivir otras vidas que nos gustarían. Lo primero es lo primero, evita dispersarte.

Por tanto, antes de decidir acometer algún proyecto en tu vida, quiero que te hagas la siguiente pregunta: ¿contribuye a la consecución de mis metas? Y actúes en consecuencia.

Ahora te toca a ti, toma una hoja y a ver cómo te va en este ejercicio. Se trata de evaluar cada una de las principales áreas de tu vida, para saber dónde estás y qué puedes mejorar. Son tres pasos:

  1. Define la lista de prioridades que tienes en tu vida, pueden ser las que están en este círculo u otras que sean importantes para ti, por ejemplo: salud, familia, trabajo, amor, dinero, amigos, ocio, espiritualidad, etc…}
  2.  Valora de 0 a 10 cada una de esas facetas según tu grado de satisfacción actual. Marca con un punto el número en el que consideras que está tu grado de satisfacción en cada faceta.
  3. Finalmente une los diferentes puntos y observa como de lejos estás de tu círculo ideal. Identifica las carencias que has detectado en cada faceta y plantéate objetivos concretos para comprometerte a mejorarlas.

Usa este modelo como ejemplo, pero puedes adaptar y cambiar las facetas según los intereses y prioridades de tu vida.

El objetivo de esta autoevaluación es auditar tu grado de satisfacción en cada faceta de tu vida y que tomes conciencia de lo que realmente necesitas trabajar y lo que te gustaría mejorar en cada una de ellas. Haz este ejercicio de vez en cuando para que puedas ver tu evolución y a ver cómo te va!

“Aquellos que deliberan exhaustivamente antes de dar un paso, se pasan la vida entera sobre una sola pierna”

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