El origen de la insatisfacción crónica

No importa la edad que tengas, puede suceder en cualquier momento.

Es normal tener dudas existenciales sobre tu vida, el camino que has recorrido y lo que te queda por hacer, una reflexión muy frecuente en algún punto de tu carrera.

 A veces son las expectativas ajenas y el juicio de los demás lo que más nos agobia, pero casi siempre es nuestro ego el que más claridad nos quita.

Y es en esos momentos de bloqueo y dudas cuando más necesitamos ver opciones diferentes, pensar diferente y quitarnos de encima el sesgo que tenemos sobre nuestra identidad y misión en el mundo.

Normalmente nos auto justificamos rumiando frases como que no elegimos la carrera adecuada, que necesitamos un cambio de vida como sea, un mejor trabajo, un cambio de aires, nuevas relaciones, o incluso empezar de nuevo.

Y en realidad esa es sólo la consecuencia pero no el origen profundo de nuestra insatisfacción crónica.

Pero podemos cambiar esta situación de crisis existencial

Crisis existencial

La crisis existencial es una oportunidad para el crecimiento que no podemos perder. Muchas veces caemos en el colapso y sentimos que el mundo se nos cae encima. En ese momento podemos dejarnos vencer por la adversidad o tomarlo como una prueba que nos pone la vida para salir adelante. Esto no se debe tomar en el sentido más inocente o ingenuo del término, sino como un bálsamo de la voluntad para convertirla en defensora de sí misma. Las crisis existencial nos acompaña en los momentos más importantes de nuestra vida. Cuando creemos que todo está perdido, cuando lo que naturalizamos como la cotidianidad que tanto nos aburre nos abruma, cuando tenemos una inevitable pérdida o una carencia insalvable, las crisis existencial son ese abismo que paradójicamente nos hará salir del y elevarnos hacia un amanecer de nuestro propio ser. Confiar en que la crisis existencial nos hará más fuertes es un presupuesto, no algo que se dé de manera inmediata para el instante. Cuando nos atosiga alguna situación que nos desborde, no es fácil dar por hecho que podemos superarla o sentirla como un momento especial más que como un acontecer del sufrimiento. Es algo que tenemos que tener en cuenta cuando nos llegue, para sostenerlo como un clavo ardiendo lo mejor posible, o por lo menos lo más fuerte posible.

Crisis existencial significado

Hay crisis existencial de todo tipo y a cada persona le pueden afectar de una forma distinta. Es muy extraña la persona, por muy plana, dicho malamente, que pueda ser su subjetividad, que en un momento u otro de su vida no haya pasado por una de esta crisis existencial. Es algo intrínseco de nuestra condición donde lo dado se convierte en pregunta, en una carencia, en un fantasma que de repente se hace presente y devora a todo lo demás. Es ahí donde la crisis existencial clavan su aguijón y tiñe toda nuestra realidad de su veneno. Después, no hay más remedio que digerirlo como si de una comida podrida se tratase para hacer que esa crisis existencial se transmute en una manzana de oro del conocimiento o un hálito fresco para nuestra voluntad. Esa es, por desgracia, una de las circunstancias que más nos hacen madurar en nuestra peculiar existencia, cuando el abismo, el desequilibrio o el plumazo que borra lo que creímos eternamente nuestro, conseguido o por conseguir, se revela con toda su solar plenitud para demostrarnos nuestra fragilidad en una multitud de aspectos.

Quien se cree completamente fuerte o seguro, jamás encontrará el agua caliente que es la crisis existencial para su espíritu. Quien se crea que todo lo tiene o que todo es la seguridad y sus ideas como algo establecido y fijo, jamás podrá alcanzar el sentimiento mental que es ver cómo se destruye todo y después cómo se reconstruye con la belleza del cambio, el encuentro de la respuesta o la victoria sobra la búsqueda.  Sin embargo, lo peor de esta persona que no acepta esta crisis existencial es que se está engañando a sí misma y en un momento u otro este embustero de sí mismo encontrará la horna de su zapato cayendo en lo más hondo del pozo de la represión. Cuando aceptamos que la existencia puede desbordarnos como un vaso de agua, podemos sentirnos como completamente llenos o, en el caso contrario, como ahogados. Esa sensación no es agradable, pero tampoco lo es, por ejemplo, el esfuerzo físico. Cuando la crisis existencial pasa, el alivio hace que alcancemos una nueva dimensión del respirar que jamás comprenderíamos en el caso de que no se nos apretara.

Qué es una crisis existencial

Para la crisis existencial, la oportunidad de crecer y madurar es algo obligado. Son las grandes maestras de nuestra circunstancia que se presentan cuando menos las esperamos pero que a veces se pueden ir buscándolas y encontrárnoslas de frente cuando creíamos que no estaban por ahí e íbamos excedidos de soberbia. Entonces, nuestro ser pasa por una serie de procesos en los que se va despegando de sus ilusiones hasta quedar cadavéricamente vacío. El mundo se reduce a nuestro mentalidad presa dentro de sí misma, en su propia vorágine de pensamientos que se remiten a la imposibilidad de nuestro deseo, de nuestra voluntad o incluso de nuestra vida. Entonces, la frustración, el miedo, la anodinia o miles de sentimientos negativos cruzan por el teatro de nuestro cráneo repleto de crisis existencial hasta que este se vuelve una fantasmagoría, donde los monstruos cruzan por la tramoya de nuestros ojos, hacen mover a nuestra lengua como si de un títere se tratara y de repente, cuando llegan a nuestros oídos, empiezan a susurrarnos lo que no queremos oír pero que nos repetimos una y otra vez, según sean los argumentos de nuestras crisis existencial.

Cómo superar una crisis existencial

Cómo superar una crisis existencial es lo que te preguntarás. Debes saber que el sufrimiento de crisis existenciales es algo duro. Pero tras esta tormenta de abominaciones, de planteamientos sobre los porqués, de crisis existencial, el cielo tormentoso se abre para dar lugar a un sol que nos puede llegar a deslumbrar. Es la ola del sol la que tenemos que tomar para que esas crisis existencial nos hagan remontarnos hacia las cotas más elevadas de nuestro ser, de nuestra subjetividad, de nuestras relaciones con los demás y con el mundo. A partir de ahí, es cuando tenemos la oportunidad de dar un giro a nuestra vida a través de las crisis existencial y desenvolver de un lado a otro nuestro espíritu como a un calcetín. En la crisis existencial, siempre hay un agujero en la psicología que como una caja sorpresa nos puede llevar al premio excelente del millón de dólares o, en cambio, a la perdición absoluta de la que difícilmente nos podemos recuperar. Por eso, es tan importante la concepción que tenemos de esta y cuál es la teoría que elaboramos sobre ella. Los sentimientos del día a día, nuestras prácticas y los valores éticos que nos representan y a los que nos sumamos son un escudo para la crisis existencial del futuro. Pero lo crucial, es tomarse las crisis existencial simplemente como un instante, confiar en que todo pasará y que nuestro proyecto, el hacia donde nos dirigimos, esté siempre sobre toda pregunta y llene de luz a cualquier fantasma.

¿Dónde está entonces la causa de nuestra crisis existencial?

Sin duda está relacionada con nuestra motivación y el gran porqué que hay detrás de todo lo que hacemos.

Muchas personas se lanzan a tumba abierta a una ruleta rusa de decisiones vitales y profesionales que van a condicionar su vida pero que lo hacen sin plan ni criterio lógico, simplemente porque es lo que toca ahora y porque lo hace todo el mundo.

Las consecuencias ya te las puedas imaginar, confusión, saturación, agobio, victimismo, frustración y al final de todo un vacío existencial brutal.

La solución para este tipo de crisis vital está relacionada con dos conceptos fundamentales: tu motivación y tu autenticidad.

Vamos con ellos:

1.- Tu motivación

Cuando eres tú mismo y tienes claro el porqué de lo que haces, todo es más sencillo y superas mejor las dificultades.

En realidad, cuando hacemos o iniciamos algo en nuestra vida, lo podemos hacer por razones intrínsecas y extrínsecas.

Las intrínsecas están relacionadas contigo mismo, tu propio desarrollo y crecimiento personal y profesional, eso nos hace sentirnos motivados y comprometidos.

Las extrínsecas están relacionadas con los demás, tu lugar en el mundo y cómo armonizar en la sociedad, y eso nos hace sentirnos útiles, queridos y con significado en el mundo.

El problema viene cuando estas razones intrínsecas y extrínsecas no están alineadas y empezamos a desconectar con el propósito real que nos mueve cada día.

Por ejemplo, este sería el caso de un puesto de trabajo alimenticio y funcional, incluso bien reconocido y bien pagado, pero que en el fondo sabes que ya no te aporta nada y estás deseando dejarlo incluso si tienes un buen sueldo, pues nada compensa ese aburrimiento crónico. El problema es que no puedes salir de esa cárcel de oro con sueldo garantizado porque no tienes otra alternativa para pagar tus facturas y vivir con dignidad y seguridad.

2.- Tu autenticidad 

El reto de ser auténtico es algo realmente difícil en este mundo de influencias, estímulos, postureo y expectativas en el que nos movemos ahora. 

Trata de ser auténtico cueste lo que cueste sin separarte de tu propósito vital, el camino que te has establecido.

Aunque seguramente en ese camino te encuentres con infinidad de objetos brillantes muy atractivos y envueltos por la tiranía del cortoplacismo, deberás priorizar tu misión, tu mensaje y en definitiva, tu marca personal como seña de autenticidad.

Ser auténtico tiene varias ventajas: te libera de postureos innecesarios, dejas de compararte con los demás y te olvidas para siempre del juicio y expectativas de otros. 

Y créeme que el concepto de felicidad va por ahí.

Ahora te toca a ti

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Nos vemos en la masterclass.

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