Este es el mejor momento de nuestra historia

Aunque a veces nos cueste reconocerlo, los datos nos dicen que vivimos en la mejor época de nuestra historia. A pesar de todas las injusticias, guerras, crisis, pobreza, contaminación o el cambio climático, nunca antes habíamos disfrutado como especie de una situación tan pacífica, justa y favorable como ahora.

El problema es que reconocerlo no está de moda, y da mucho más juego quejarnos por sistema que asumir la realidad.

A veces parece que individualmente somos optimistas y socialmente pesimistas.

Y como normalmente somos lo que practicamos, cuanto más practicamos algo, mejor se nos da.

Por ejemplo, si practicamos quejarnos, nos quejaremos muy bien. Si practicamos el pesimismo, nuestra interpretación negativa de lo que nos rodea nos acabará dando la razón.

Y por el contrario, si practicamos el buen rollo, apreciaremos lo bueno que nos rodea. Y si practicamos el optimismo, siempre encontraremos razones para ver el lado positivo de lo que nos pasa en la vida.

¿Alguna vez te ha funcionado el pesimismo?

Ser optimista es más una filosofía de vida que un estado mental, porque la mente nos puede jugar malas pasadas, y al mezclar emociones con lo que nos pasa podemos confundir los avatares de la vida con una persecución del destino en nuestra contra.

Y ser optimista no quiere decir que asumamos que todo va bien, bajemos los brazos y dejemos de luchar por un mundo mejor, más justo e igualitario, al contrario, significa reconocer las cosas que están bien y centrarnos en lo que hay que mejorar de una forma positiva, ya sea en la sociedad o en nuestra vida personal.

Entre la incertidumbre del futuro y la nostalgia del pasado

Muchas veces tenemos el vicio de fijarnos más en las cosas negativas que en las positivas, nos gana el miedo a la incertidumbre respecto a un futuro que escapa a nuestro control y un pasado que idealizamos y convertimos en nostalgia.

Me pasa continuamente que me sorprendo pensando en cualquier otra cosa que no es el ahora.

Suelo echar de menos algo que ya sucedió o me preocupo por algo que aún no ha pasado, y que probablemente nunca pase. Y lógicamente eso me genera cierta angustia.

Hace tiempo descubrí el truco que me ayuda a evitar esa sensación de agobio y que consiste básicamente en asumir que nada me pertenece, y mucho menos lo que no controlo, como el pasado y el futuro.

Y de esta manera consigo concentrarme más en lo que hago en cada momento poniéndole toda mi atención.

Algo así como cuando éramos niños y aun podíamos concentrarnos en jugar y disfrutar de cualquier momento sin pensar en nada más, solo en ese momento.

Y recuerdo que con esa actitud todo era más emocionante.

El problema es que según vamos creciendo nos alineamos con el sentir de los demás y empezamos a preocuparnos por el futuro.

Y como cada vez estamos más conectados entre todos y las malas noticias son más populares que las buenas, muchas veces acabamos alimentándonos de lo malo y practicando el pesimismo de forma inconsciente.

Lo bueno es que aunque socialmente podamos ser pesimistas, individualmente sí somos optimistas por naturaleza, y ese es precisamente la actitud que tenemos que recuperar.

Las ventajas de ser optimista

La principal ventaja de ser optimista es que cuanto más asumes que las cosas van a mejorar, más te esfuerzas en cambiarlas sean cuales sean tus circunstancias.

Todos conocemos personas a los que la vida no les ha tratado demasiado bien y a pesar de todo sonríen, son fuertes, optimistas, creen en sí mismos, luchan y agradecen lo que tienen.

La diferencia fundamental entre los optimistas y los pesimistas es su actitud y la energía que se ahorran en no quejarse.

Es decir, se esfuerzan más en aceptar lo que no pueden cambiar y en mejorar lo que sí pueden controlar.

Si eliges esa actitud optimista vas a tener varias ventajas adicionales:

  1. Más capacidad para adaptarte a cualquier situación independientemente de cuales sean tus habilidades pues tendrás más motivación para superarte.
  2. Mejores habilidades sociales, pues en general a todos nos atraen más las personas optimistas y resolutivas que las personas cafres, tristonas y pesimistas.
  3. Tu fuerza de voluntad será tu principal arma secreta, porque al pensar que las cosas pueden mejorar te tomarás más en serio el provocar ese cambio.

El cambio de actitud

Y como todo en la vida ese cambio de actitud hay que practicarlo, y en esa práctica diaria y continua éstas son las claves que a mí me han funcionado para cambiar de actitud:

  1. Valora la vida que tienes, sea la que sea. Es decir, aprecia en cada momento lo que tienes ante ti, una persona, una sonrisa, un paisaje, un momento, un artículo, tu silencio, una comida, una canción, una experiencia, e incluso un conflicto, el que sea, todo tiene su lado bueno y un aprendizaje.
  2. Concéntrate en el presente y en lo que puedes controlar. No tiene sentido gastar energía en lo que no controlas, el pasado y el futuro escapan a tu control, así que concéntrate en cada momento que estás viviendo, pon atención plena y hazlo lo mejor que puedas.
  3. Simplifica tu vida. ¿Te has preguntado alguna vez todo lo que no necesitas y que absorbe tu tiempo, dinero y energía? Simplificado tu vida descubrirás más tiempo, más energía, más libertad, menos estrés y más oportunidades para hacer lo que te gusta.
  4. Gana autoestima y confianza. Esa confianza que te da saber que dependes de ti mismo, por decisión propia. Es una seguridad en tu persona difícil de comparar con otras emociones, una autoestima que te abre puertas y relaciones como nunca antes habías imaginado.

Conclusión

Ya que recogemos lo que practicamos, mejor practiquemos el optimismo y aprendamos a apreciar lo que nos rodea y todas las oportunidades que tenemos al alcance de nuestra mano.

Depende de nosotros el poner de moda el optimismo, una corriente inevitable e imparable si queremos vivir con calidad en este mundo cambiante y veloz.

Es una decisión personal que sólo te pertenece a ti y que marcará tu identidad como persona libre de interpretar tu realidad como mejor te funcione.

Te propongo que hagas la lista de todo lo bueno que te rodea, y observando con atención seguro descubrirás más cosas de las que imaginas, concentrándote en el presente y en lo que puedes controlar.

Con esa lista vas a empezar a relativizar lo que tantas veces te ha “pre-ocupado”, simplificarás tu vida y ganarás confianza y autoestima.

Inténtalo y saca tus propias conclusiones.

Share via
Copy link
Powered by Social Snap