Probablemente no eres la única persona que al despertar y mirarse al espejo se pregunta qué motivos tiene para ir a trabajar, especialmente si es un empleo que no te aporta nada y que sólo obedece a los intereses de otros.
Definitivamente a mí sí me ha pasado.
La siguiente pregunta es si estamos preparados para dejar ese trabajo que nos aburre y consume nuestras energías. Si tu respuesta es sí te felicito, estás en el club de los potenciales emprendedores dispuestos a hacer realidad la idea que llevan dentro, su idea y su ilusión, y hacer de ella su propósito de vida.
Aquí te voy a contar los primeros pasos que tendrás que dar antes de decidirte a emprender.
Antes de tomar la decisión de dejar tu trabajo “seguro” debes conocer de qué se trata la aventura de emprender y primero tener claro a lo que te vas a enfrentar para después validar si tus ideas serán bien recibidas en el mundo real, es decir si alguien las valora y está dispuesta a pagar por lo que vas a ofrecer.
1. ¿Estás listo para emprender?
En primer lugar pregúntate si esta aventura está hecha para ti. Como todo en la vida, dejar la seguridad de un trabajo para lanzarte a emprender tiene sus ventajas e inconvenientes. Normalmente sólo conocemos historias de éxito, pero como imaginarás detrás de cada una de ellas hay muchos intentos frustrados.
Para sobrevivir a ese proceso de prueba-error vas a necesitar mucho aguante, paciencia y tolerancia a la frustración. Ya que iniciar un proyecto de este tipo no es solo una elección de carrera, es también una forma de vida y debes plantearte por qué lo quieres hacer.
Porque si tu principal razón es ganar dinero rápido puede que no te vaya demasiado bien y te acabes frustrando antes de lo que esperas.
Vamos a centrarnos por ahora en los tres principales motivos por los que emprender tu propio proyecto:
- Te obsesiona resolver un problema determinado. Lo tienes hace tiempo en la cabeza y no vas a parar hasta lograrlo. Estar apasionado por tu idea, por esa solución a un problema, tu porqué, es fundamental para motivarte durante el proceso que te espera.
- Conoces mejor que nadie un mercado determinado, o como resolver un problema o una necesidad social en específico. Esa habilidad particular es la que te va a diferenciar de los demás, de la competencia y te ayudará a sobrevivir.
- Siempre has querido cambiar el mundo. Esta es tu oportunidad para hacerlo, si vas a emprender, hazlo con un propósito y hazlo en grande.
Y ahora plantéate las siguientes preguntas:
- ¿por qué quiero emprender?
- ¿qué es para mí el éxito?
- ¿cómo me imagino cambiando mi vida y cómo impactaré en la de los demás?
- ¿cómo tolero la frustración y el fracaso?
- ¿qué es para mí el compromiso?
Si no has conseguido responder con claridad, vuelve a intentarlo hasta que identifiques en qué momento estás.
2. Identifica tu talento
Tu talento consiste en tus fortalezas y habilidades, lo que se te da bien de forma natural, todo ello debe ser el origen de tu idea y futuro negocio. Sin esas fortalezas de tu lado te agotarás demasiado pronto.
¿Qué es lo que se te da bien hacer?
- Tómate tiempo para pensar en cuáles son tus mejores habilidades para así dirigir tu esfuerzo en esa dirección.
- ¿Qué habilidades te han ayudado hasta ahora a llegar donde estás en tu vida?
- ¿Cómo puedes mejorar esas habilidades, perfeccionarlas y afinarlas para aprovecharlas en tu proyecto emprendedor?
- ¿Cuáles son tus debilidades? Piensa en lo que podrías mejorar y hazte una autoevaluación de sinceridad como solo tú sabes hacerlo.
¿Qué es lo que más te gusta hacer?
Después de tener claro qué es lo que se te da bien hacer, vamos a identificar qué es lo que más te interesa y emociona en tu vida.
¿Qué es lo que más te gusta hacer que nunca te aburre y que no te importaría hacerlo siempre como si fuera un trabajo?
Si pudieras elegir qué hacer con tu vida sin importar el dinero, ¿a qué te dedicarías? ¿crees que puedes convertir esa actividad en un negocio?
¿Qué te imaginas haciendo en 5 o 10 años?
¿Qué es lo que más te motiva?
Algunas cualidades más que te ayudarán a emprender
Lógicamente no todo el mundo parte desde el mismo punto. También va a depender de tu pasado, tu formación y una serie de cualidades que marcarán la diferencia a la hora de emprender.
- Una buena experiencia profesional relacionada con la idea que quieres emprender.
- Tener inteligencia resolutiva, es decir, esa capacidad de ver las situaciones en toda su magnitud y tener el instinto necesario para tomar las mejores decisiones ante los problemas que se te planteen.
- Apertura de mente, fundamental para ver soluciones creativas a las situaciones más inverosímiles, sin prejuicios ni complejos.
- Amabilidad, clave para lidiar con equipos e interlocutores varios ante situaciones impredecibles. Nunca pierdas la sonrisa y las buenas maneras al relacionarte con los demás.
3. Define tu idea
Antes de decidirte por el que será tu proyecto piensa en muchas ideas, cuantas más mejor, y no te obsesiones con una de ellas, pues probablemente acabará cambiando y evolucionando. Por tanto no te limites al principio, deja fluir tu creatividad apuntándolo todo sin descartar nada.
Decidirte por alguna idea en específico va a representar renunciar a otras, hazlo con un criterio razonable, objetivo, y antes de definirte por tu idea finalista deberías hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Estaría la gente interesada en esta idea?
- ¿Creo que esta idea podría impactar positivamente en la vida de los demás?
- ¿Pueden mis habilidades ofrecer soluciones a los problemas comunes de la gente?
Recuerda que las mejores ideas de emprendimiento suelen cumplir estas tres características:
- Son simples: resuelven un problema en específico para un tipo de cliente en concreto.
- Tienen un beneficio claro: aunque sea un solo producto o servicio como principal fuente de ingresos.
- Se enfocan en un mercado amplio, al menos de varios millones de potenciales clientes o usuarios.
Por tanto, teniendo en cuenta todo lo anterior, si ya estás estancado con una idea, replantéate si ese proyecto realmente te conviene y te convence.
Y sin embargo, si tu idea no se te va de la cabeza y no para de crecer en opciones y posibilidades puede que hayas descubierto un potencial de negocio extraordinario.
4. Valida tu idea
Una vez que has seleccionado y definido tu idea, tendrás que investigar y aprender aún más sobre ella para entender si realmente es realizable y puede funcionar como proyecto y negocio.
Para validar tu idea:
- Busca y estudia lo más que puedas sobre esa temática, libros, blogs y publicaciones.
- Inscríbete en todos los eventos donde puedas interaccionar con emprendedores como tú que están desarrollando ideas o proyectos similares. Allí podrás conocer a quién te pueda asesorar y orientar.
- Investiga opciones de financiación, costos y opciones legales.
- Analiza el mercado al que te vas a enfrentar y estudia a tus posibles competidores.
No olvides que nadie te va a robar la idea, pues una idea sin más no sirve de nada, detrás tiene que tener unos antecedentes, una emoción y un conocimiento. Lo mejor que puedes hacer es compartirla y contarla a los demás, sin miedo, para que te den su opinión, un punto de vista fresco y neutro de alguien que no está con la pasión de haber creado algo propio. Esa retroalimentación de los demás es la parte más importante en este proceso de prueba-error.
Este sería el plan básico para validar tu idea:
- Estudia tu mercado y la competencia a la que te vas a enfrentar.
- Crea tu historia, un discurso tipo que puedas repetir una y otra vez sobre tu idea. Bien estructurado y entrenado de forma que no dudes o divagues cuando alguien te pregunte de qué se trata.
- Busca casos de fracasos relacionados con iniciativas similares a tu idea. Es la mejor forma de entender en que fallaron y qué es lo que no tienes que hacer.
- Asiste a eventos relacionados con tu temática, sólo allí coincidirás con los mejores, los que te pueden inspirar y a los que puedes emular.
- Encuentra algunos de los que serían potenciales clientes reales que estarían dispuestos a usar tu producto o servicio, conócelos y e interacciona con ellos y averigua su reacción a estas tres preguntas clave:
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- ¿entienden a la primera de qué se trata tu idea?
- ¿realmente les resuelve un problema?
- ¿estarían dispuestos a pagar por ello?
Conclusión
¿Crees que después de esta revisión estás listo o lista para emprender? Esta es la pregunta clave que debes ser capaz de responder después de este proceso.
Dependiendo de si tu respuesta es Sí o No tendrás que replantearte los siguientes pasos a dar, volver a definir y validar tu idea, o iniciar el camino para lanzarla.