Lo agotador de la búsqueda contínua
No saber lo que quieren en su vida es un problema serio para muchas personas, especialmente para profesionales cualificados que han llegado lejos en su carrera y estatus pero que en el fondo saben que les falta algo.
Y claro, cuando te falta algo y no sabes qué es no paras de buscar.
Agotador ¿verdad?No sé lo que quiero
No sé lo que quiero es una pregunta que nos hacemos muchas veces cuando pensamos hacia donde dirigimos nuestra vida. Hacer un proyecto y establecer una dirección hacia donde dirigir nuestra realización vital exige que nos planteemos primero si sabemos lo que queremos o si por el contrario nos demos cuenta de que no sabemos lo que queremos. Muchas personas creen que no sé lo que quiero, pero otras apoyan a nuestro punto de vista y nos hacen pensar y mejorar nuestras condiciones. Si tenemos en cuenta todo aquello que creemos y pensamos y lo dirigimos hacia un lugar atendiendo a las condiciones materiales es probable que alcancemos el éxito. Si por el contrario nos quedamos en la eterna duda del no sé lo que quiero, no tendremos más remedio que tirar la toalla y quedarnos a medias. No hay que preocuparse si nos llega a la cabeza el planteamiento del no sé lo que quiero en un primer momento. Es positivo que calibremos oportunidades y tengamos en cuenta aquellas cosas que están abiertas para que las llevemos a cabo en una multitud de aspectos. Recalibrar nuestras posibilidades sobre saber lo que queremos, nos puede dar una primera reflexión sustancial hasta el último momento.
No sé lo que quiero en la vida
Mucha gente colapsa en las posibilidades y queda atrapada en el no sé lo que quiero en la vida. Esto puede llegar incluso a ser un problema clínico, cuando el exceso de libertad culmina en la angustia. Ser fuertes también es una exigencia para llegar más allá del no sé lo que quiero y poder hacer todo lo que deseamos o debemos hacer. Si no tenemos esa fortaleza, incluso las ganas de vivir se pueden disipar. Algunas veces, la depresión se cuela fantasmagóricamente en las situaciones más cotidianas. Tenemos tantas cosas que hacer que no sabemos por dónde empezar, ahí es donde el no sé lo que quiero entra como un polizón oscuro y oculta cada una de las capacidades que podríamos emplear para salir adelante.
Creer que no tenemos ningún propósito en nuestra vida o que la ausencia de sentido es determinante para nuestra individualidad, que el no sé lo que quiero nos condena a una continua insatisfacción, es parte del trauma. Proyectarnos hacia objetivos comunes y tener el ejercicio de honestidad y serenidad con nosotros mismos puede hacer que superemos estas barreras y nos abramos a aspectos de nuestra interioridad que no conocemos y que el no sé lo que quiero se convierta en un no sé qué quiero pero voy a hacerlo. A veces, estamos repletos de cosas que hacer pero no pensamos cual es la que queremos realmente. Perder las ganas de estar vivo porque no llevamos a cabo los momentos para pensar que debemos tener, llenos de paciencia y de silencio, se nos pueden ir de las manos y ocultar los verdaderos motores que nos hacen seguir adelante.
No sé qué es lo que quiero
El no sé qué es lo que quiero es un arma de doble filo. Tener las cosas tan claras y no cuestionarse nunca cuál es el fruto de nuestro deseo puede hacer que sigamos caminos predeterminados que no nos hagan felices. Cuando hacemos que el no sé lo que quiero se combine con la voluntad de hacer, y hagamos que esta tome el impulso necesario para realizarse, lograremos que lo que parecía imposible se haga posible. Si tomamos resoluciones y planteamientos, organizamos una metodología y nos ponemos en serio para hacer las cosas que tenemos que hacer con la estructura necesaria para llevarlo a cabo, el no sé lo que quiero será la catapulta que nos lleve hacia los frutos de la duda y la fuerza. Todos los proyectos humanos quieren encaminarse hacia un lugar donde aparecer en su plenitud y con su cúmulo de posibilidades. Cuando un no saber lo que querer impide que un objetivo desaparezca, el nihilismo nos azota y se pierde lo que podría haber sido. El acto de madurar y hacer que nuestros pensamientos y capacidades de llevar cosas adelante, precisa de un proceso de evolución de nuestra persona. No está mal que no lo hagamos a la primera, pero sí que nos quedemos envueltos en el no sé lo que quiero a medida que pasan los años. Es tiempo lo que necesitamos para llegar a una conclusión de esta pregunta que azota cada aspecto de nuestro ser. No saber lo que queremos no es fácil, nos precipita en un vacío y hace que aquello que tenemos y que nos hace progresar se vuelva inútil: El propósito de superar las contradicciones, abrir otros caminos y hacernos los que llevemos las riendas de la dirección de nuestro carro de vida, definitivamente hace que el no sé lo que quiero se vuelva una oportunidad y un tránsito necesario.
¿Qué hacer si no sabes lo que quieres en la vida?
Haber conseguido contestar la pregunta del no sé lo que quiero demuestra una sabiduría de la que no todos pueden alardear. Muchos dicen que lo han conseguido, pero una persona que no ha sabido antes lo que quería no es lo mismo que aquella que desde un principio lo tiene claro, debido a condicionantes culturales, sociales o familiares. Dedicar todo nuestro esfuerzo a aclarar las nubes de nuestro horizonte es una ocupación digna que dará un montón de resultados cuando llegue el momento. Conseguir responder a esa máxima filosófica que es responder a las musas de nuestro propio deseo. Hay muchas líneas que inventar y emprendimientos nuevos que hacer y proponer. Intentar y atrevernos a adelantarnos a lo dado y a lo impuesto es el primer paso para alcanzar nuestro ser en toda su plenitud. Fracasar es una opción pero no una esencia, es decir, es algo que puede suceder pero que no nos puede condicionar. Nunca se fracasa del todo, como nunca se tiene éxito del todo, pero seguir intentándolo es inteligente si se tiene una metodología y un plan detrás a la altura. Poner en juego cualquier otra empresa, obra o proyecto, es una promesa que puede realizarse aunque sea por probabilidad. Así, el único problema es quedarnos en el mismo sitio, sin tener la osadía de levantarnos del sofá, y que el miedo al desastre o la vergüenza de la pérdida nos impida ofrecernos al mundo. Poner demasiadas esperanzas sin aportar igualmente todo nuestro esfuerzo es absurdo. Aquí lo que se pide es plena convicción, trabajo y, sobre todo, fe.
Esa búsqueda continua e inconsciente acaba drenando tu energía y motivación hasta que un día paras y te preguntas ¿y ahora qué?
Y es aquí cuando necesitas respuestas y una hoja de ruta a seguir.
Pero erróneamente solemos buscar muy lejos lo que en realidad ya tenemos dentro, y nos olvidamos de lo más importante, nuestra responsabilidad como individuos libres para gestionar nuestra vida y carrera como queramos.
El cambio incómodo
El cambio duele, es incómodo y significa renunciar a unas cosas para quedarte con otras, por eso es más fácil abrazar el modo victimismo y queja que asumir la responsabilidad que nos toca.
Decía Sartre, el existencialista francés que a tantos sigue confrontando, que el hombre está condenado a ser libre, porque no elige nacer, y desde que nace está es responsable de todo lo que hace.
Brutal ¿verdad?, esa es nuestra condena, ser libres y responsables de lo que hacemos, y eso implica gestionar los cambios en nuestra vida y tomar decisiones arriesgadas.
Y es precisamente en esta premisa donde encajan las 3 claves que a mi me han ayudado a responsabilizarme de mi vida y encontrar la claridad que tanto buscaba.
1.- Identidad
Tu identidad es la conciencia que tienes de lo que eres y te hace diferente a los demás y al mismo tiempo te da sentido de pertenencia a un núcleo social con el que te identificas.
Tu identidad propia es la circunstancia de que eres una persona y no otra, determinada por un conjunto de características que te diferencian de los demás.
Y tu identidad no es lo que los demás dicen que eres, ni lo que dice tu perfil de Linkedin o Facebook, sino la consciencia que tienes de ti mismo en base a tu entorno, tu pasado, tus relaciones, tus recuerdos, tus conversaciones, tus valores y creencias.
Todo eso conforma tu identidad, así que repásalo y pregúntate qué te suma y qué te resta, y quédate con lo que suma y desecha lo que resta.
2.- Tu talento
¿Cual es tu talento? buena pregunta, sobre todo si tienes muchos talentos porque te gustan muchas cosas. Pueden ser talentos inconscientes, talentos reconocidos, habilidades pausadas o incluso talentos frikis.
Pero hay algo importante que debes saber, no confundas tu talento con tu pasión.
Nos han metido en la cabeza como un mantra que sigamos nuestra pasión, gran error por dos motivos:
- La mayoría de la gente no tiene ni idea de cuál es su pasión
- Tu pasión no va a pagar tus facturas
A cambio te propongo lo siguiente: monetiza tu talento y olvídate de pasiones.
Está claro que no deberías dedicarte a algo que no te motiva de alguna forma , pero de ahí a vivir de tu pasión hay un trecho.
Por tanto céntrate siempre en tus talentos monetizables y después conectarlos con tu propósito vital como te cuento ahora.
3.- Tu propósito
Y la tercera clave vinculada con las dos anteriores es el reto de tantas personas, concretamente el 70% que reconocen no saber cual es su propósito de vida, normal, yo creo que en realidad es la mayoría la que no conoce su propósito vital.
Y esa debería ser tu prioridad a partir de ahora, encontrar tu propósito de vida y conectarlo con tu talento, ¿como?
Seguro que conoces el concepto japonés del Ikigai que significa tu gran porqué, el sentido de tu vida, tu propósito, y es donde confluyen 4 áreas vitales:
- Lo que te gusta hacer
- Lo que se te da bien
- Lo que el mundo necesita
- Por lo que te pueden pagar
En el punto de unión de estas 4 áreas está tu ikigai, tu propósito de vida.
Y recuerda que a tu propósito o Ikigai no se llega por inspiración , sino con mucha práctica, por eso el Ikigai evoluciona como tú y deberás repetirlo muchas veces a lo largo de tu vida
Ahora te toca a ti
Pues para ayudarte a descubrir lo que quieres hacer con tu vida he preparado esta masterclass gratuita donde te voy a contar cómo crear un Plan B profesional basado en tu conocimiento que te de la libertad, independencia y propósito que siempre has buscado.
En esta clase intensa y directa a lo esencial aprenderás 3 cosas:
- Las claves para transformar tu carrera y encontrar tu zona de influencia
- El sistema para convertirte en emprendedor del conocimiento
- El método que te va a generar clientes de forma constante
El objetivo es ayudarte a crear tu plan B profesional y lanzar tu negocio del conocimiento cuanto antes, para que refuerces tu carrera y te vendas como el experto que ya eres en tu tema.