Seguro que alguna vez has querido irte lejos, muy lejos, disfrutar del anonimato y sentir la libertad de ser tú mismo sin complejos, sin limitaciones y sin juicios. Créeme que conozco ese deseo.
Por eso quiero contarte mi experiencia personal y algunas reflexiones que puedan inspirarte para decidirte a dar el paso que seguramente sea ya inevitable en este momento de tu vida, viajar, emigrar, cambiar de ciudad o de país. Esa desconexión de tu entorno de seguridad te acabará despertando, refrescando y te inyectará una energía y excitación quizás desconocidas para ti.
Tuve esta reflexión en mi último viaje a San Francisco. Acababa de visitar Muir Woods, el bosque de sequoias mejor conservado del planeta, un espectáculo para los sentidos y un contraste brutal con el área metropolitana de la bahía de San Francisco.
Una carretera solitaria, junto al Pacífico me hizo reflexionar sobre porqué había llegado a esa ruta, por azar, desconocida e incierta, buscando no sé qué.
«Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas»
Nuestra curiosidad insaciable
La curiosidad por lo desconocido ha estado en el ADN del ser humano desde nuestro origen. Siempre hemos querido descubrir, experimentar y conocer. Viajar nos enriquece como personas, nos hace más tolerantes y refresca nuestras sensaciones.
Finalmente hemos llegado a la democratización de los viajes al poder volar a cualquier punto del planeta con un presupuesto muy bajo y con total independencia.
Y ya bajando a nuestra realidad particular, también hoy todos conocemos las cada vez más difíciles condiciones laborales que sufrimos una gran parte de los trabajadores en algunos países, tanto los de están empezando su carrera profesional como los que ya llevamos años trabajando, y cada vez es más recurrente la idea de salir de tu país en busca de un futuro mejor.
Hoy sabemos que la formación tradicional ya no nos asegura un buen futuro laboral y el concepto de conocimiento ha dado un giro radical. Hace unos años todo consistía en en elegir una carrera, estudiar en la universidad y empezar a trabajar para ir creciendo poco a poco, todo ello en un entorno cercano, previsible y bajo nuestro control.
Ahora nos encontramos con que muchos trabajos ya no tienen que ver con profesiones especificas ni con ubicaciones geográficas estables, sino más bien se enfocan en la búsqueda de retos y soluciones a problemas en lugares muy diversos.
Estábamos a costumbrados a entender una profesión como una especialización que evoluciona a lo largo de nuestra vida y en una localización concreta. No estábamos habituados a cambios drásticos de carrera ni de ciudad ni de país. Hoy todo esto está cambiando.
Emigrar, viajar, cambiar de país, es algo que podrías percibir como un trauma personal o profesional si te obligan a abandonar su zona de confort para lanzarte a la incertidumbre, pero también puedes procesarlo como una aventura ilusionante y una oportunidad única de crecimiento personal. Todo ello depende lógicamente de tu capacidad de adaptación y la forma en que interpretes este tipo de acontecimientos. No es lo mismo dar el salto libre de cargas económicas y familiares que hacerlo con obligaciones a tu cargo.
Antes que nada debes ser consciente de que el cambio de ciclo al que te estas enfrentando no es algo transitorio, sino más bien permanente, y por ese motivo debemos irnos acostumbrando a estar cómodos a este estado continuo de incertidumbre.
La realidad es que en el corto plazo muchos profesionales se verán obligados a salir de sus países de origen para mejorar y crecer, enfrentándose a un mundo más global, más voraz, más rápido y más cambiante. Encontrándose mercados y empresas que aún no existen, para competir en disciplinas y carreras que hoy no existen, y a sobrevivir en organizaciones que aún no existen.
Por tanto, seamos prácticos y asumamos cuanto antes esta realidad y prepárate mentalmente para gestionar este cambio vital y entender que te va a implicar un gasto de energía extraordinario, un sobre esfuerzo ante el desarraigo, y una sensación de vulnerabilidad a la que tardará en acostumbrarte.
“No cambiamos para escapar de la vida, cambiamos para que la vida no se nos escape”
Cómo gestionar el miedo a lo desconocido
Es conocido que nuestras interpretaciones de los acontecimientos generan nuestras emociones, por eso es muy importante controlar siempre las riendas del estrés que nos genera el cambio, lo desconocido y la incertidumbre.
Todo pasa y todo se supera, y al final llegamos al equilibro, incluso en las peores circunstancias, pues las personas solo cambiamos de verdad cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo.
Una experiencia internacional requiere de mayor exigencia que un trabajo en el mercado doméstico, pues en internacional no solo somos nuestra propia imagen o la de la actividad que elijamos, lo somos también de nuestra cultura y debemos reeducarnos en la tolerancia para ser ciudadanos del mundo.
“Emigrar es descubrir que todos están equivocados acerca de otros países”
Se trata en definitiva de mucho más que un puesto de trabajo, una actividad o una vocación, implica una necesidad de mayor versatilidad y capacidad de improvisación, de resolver problemas con un mayor nivel de creatividad.
Tenemos que dosificar y optimizar nuestro tiempo y energía, quizás un 90% para adaptarnos a circunstancias muy distintas a las normales, incluso al idioma, y un 10% con que desempeñar nuestra actividad al 100% de lo esperado. Son claves la tolerancia, la capacidad de adaptación, fluir con las circunstancias y una actitud asertiva. La ilusión mueve los sueños y también los proyectos grandes y difíciles, por ello nuestra tenacidad y constancia serán claves para lograr el éxito en otras culturas.
Las ventajas de cambiar de país
La experiencia de vivir en otro país, en otro idioma u otra cultura, es una vivencia que nos hace mejores personas, más humildes y tolerantes. No podremos vender experiencias si no las tenemos, y el bagaje de vivir fuera de tu país proporciona vivencias de por vida y una sensibilidad a las diferentes culturas que te reportará beneficios en todas las facetas de tu personalidad. Serás rico, pero en riqueza de la buena, de la que no se compra, la que te da el mundo y no te dará ningún master que puedas estudiar.
“Viajar primero te deja sin palabras, y luego te convierte en un narrador”
Conclusión
Librarte de un único esquema mental te ayuda a ver otras perspectivas y a ser una persona más flexible, y eso en definitiva es lo que mueve este mundo, esta sociedad del conocimiento. Algo importante que no quiero dejar de decirte es que irse fuera no significa hacerlo para siempre y perder el arraigo.
Arraigo esa palabra tan poco usada y que significa tanto en nuestra cultura latina. Nos cuesta demasiado alejarnos de nuestro entorno de familia y amigos, de nuestra ciudad, y en definitiva de nuestra zona de confort, la zona que controlamos.
Esta cultura del arraigo a veces representa para nosotros un verdadero limitante a la hora de lanzarnos a comernos el mundo. Sin embargo, eso no puede ser un obstáculo insalvable y te animo a volver a casa siempre que puedas para tocar base con tu origen y mantener el contacto con tus referencias, tus intereses, tu familia y tus amigos.
Para lograrlo, como todo en la vida, necesitas de un plan y llevarlo a cabo de forma metódica y concienzuda, es decir, una estrategia. El objetivo es que sigas vivo y presente en origen y no mueras socialmente de forma lenta y paulatina. La realidad es que con suerte regresarás a casa un par de veces al año, y mantenerte vivo socialmente en esas circunstancias es un verdadero reto y supone otro esfuerzo adicional. Por tanto, ahora que tan de moda está alertar sobre la fuga de talentos, te digo que no debe ser tal, y que tan importante es irse como volver.
Mi historia personal es un ejemplo de ello, pues actualmente vivo entre México y España, y ya lo hice en otros países anteriormente. Te confirmo que es posible y que el enriquecimiento personal y emocional que me ha aportado ha cambiado mi vida para siempre. Por último, quiero decirte que a pesar de que siempre viajar e emigrar siempre te hará más tolerante y respetuoso con las demás culturas, nunca debes olvidar tus referencias y valores, ni quien eres ni de dónde vienes. Solo así construiremos un mundo más integrado, global y tolerante.
“No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado para darte cuenta de cuanto has cambiado tú”